No le digas a Dios: "tengo un problema";
házle saber al problema que tienes un Dios, un Dios respetuoso y amoroso, garante de tu libre albedrío.
Disfruta de las pequeñas cosas, no por pequeñas carecen de grandeza. Algún día se convertirán en grandes cosas.
Todas esas pequeñas cosas encierran siempre una verdad.
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