Eres la Sal de la Tierra. No Vivas para Orar, Ora para Vivir |
Un alma bien anclada a su cuerpo físico y a la Tierra, expresará en su vida sus anhelos, consiguiendo llevar a cabo su misión vital y manifestando la voluntad de Dios en la Tierra. Se sentirá más sano, más fuerte, pero sobre todo feliz y realizado.