miércoles, 31 de agosto de 2011
Para mi hija
Llegaste como llega una flor en primavera, tan perfumada y deseada, y así llenaste mi vida de luz y esperanza. Como el canto de un ave fue tu llanto al nacer, y este nombre te quise poner: Desirée.
A tí, a mi niña de agua, mi niña de amor, mi niña tan deseada.
La pérdida y el dolor me empapaban, por la pérdida de mi madre, un mes antes de tu nacer, pero tu llegada contribuyó a mi esperanza.
Me llené de amor y, gracias a tí, cesaron mis lágrimas.
Llenaste la casa de vida, de luz, esa luz que traen consigo todos los niños al nacer.
Y con esa luz llenaste mi alma, mi vida, mi camino, mi vacio... llenaste con tu llegada y al pronunciar tus primeras palabras.
¡ Gracias, muchísimas gracias! por ser mi hija, por ser mi amada Desirée del alma.