No son las Manos las que Sanan, sino el Alma del Sanador
|
La profesión de Sanador es, aunque la más bonita ya que trabajas para Dios, la más difícil. Solo por amor se puede llegar a ser un buen Sanador, solo por amor se hace el sacrificio de sentir el mal y la enfermedad de los demás seres humanos y solo por amor el Sanador ofrece su alma, para que a través de ella se sanen las enfermedades físicas y anímicas de otro ser humano.