El Amor es la mejor medicina y la Lúz que más brilla

La Gran Era del Amor

jueves, 11 de octubre de 2012

Recuerdo a mi madre

Dentro de pocos días será tu aniversario. Recuerdo en aquél tiempo encontrarme embarazada de ocho meses, morir tu y, al siguiente mes, nacer mi hija.
No se porqué pero hoy recuerdo mi infancia y, sobre todo, una anécdota en especial:
Siendo pequeña -tendría yo unos 6 o 7 años- solía jugar en el barrio con otros niños. Era un barrio pequeño y, en aquellos años, libre de inseguridades y de robos. Puesto que todos nos conocíamos eramos como una gran familia nos cuidábamos unos a otros, compartíamos todos nuestros sueños, nuestras verdades y nuestras mentiras, pero sin querer nunca, al menos por mi parte, herir a nadie.
Cierto día cometimos una travesura y se asustaron todos temiendo el castigo que le inflingirían sus padres al conocer el mal hecho. Permanecimos escondidos por largo tiempo, ellos temblaban y gimoteaban. No comprendiendo que ocurría, les pregunté.
Me relataron sus temores que seguí sin comprender: insistían en los severos castigos que les serían impuestos. Para hacer frente a ellos, articulaban estratagemas de engaño para no relatar lo ocurrido y evitar el conocimiento de los hechos por sus padres.
A diferencia de ellos yo no temía, era conciente de la necesidad de explicarle a mis padres lo ocurrido.
Fue lo que hice nada mas llegar a mi casa, y frente a los temores que me habían trasladado mis amigos, mi madre no reaccionó de la manera prevista por ellos, pregundtaándome que me ocurría y, tras conocerlo, me dijo.
''mi niña, no hagas eso mas, no lo vuelvas a hacer'', aún hoy recuerdo la mirada de amor que desprendía su rostro.
Yo le respondí que ''no lo volvería a hacer mas''.

Al siguiente día, tras reencontarnos, ellos aún invadidos por el miedo, me relataban la respuesta de sus padres, sus enfados y golpes.
Cuando le narré la respuesta de mi madre quedaron sorprendidos.

Obedecí a mi madre.
Ellos, tras la respuesta de sus padres enmarcadas en una absoluta falta de comprensión, de amor y de escucha, continuaron realizando las mismas o peores travesuras.

¡Gracias mamá, por haber sido en tantas ocasiones tan especial!
Deseo de nuevo darte las gracias por haber actuado conmigo y a pesar de las circunstancias, siempre con amor.
Mamá, donde quiera que tu te encuentres en la onda transparencia del amor de Dios, necesito que sepas que recuerdo todo lo bueno de ti.
Pasaste como un ángel por la tierra, como tantas personas buenas que hacen obras buenas.
¡Que tu alma vuele sin reparos hacia la eternidad!



¡Te quiero Mama!