Vive cada día como si fuese el último en tu vida.
Reserva a Dios un espacio en tu corazón.
Agradécele cada día por la vida.
Ningún día es tan largo que no tenga un amanecer.
El sol sale cada día para las personas de buen corazón. Permite que emerja en cada uno de tus días, en la forma de cordialidad, de generosidad, de paz, de armonía, de libertad, de unidad, de bondad, de verdad.
Cada día haz algo bueno.
¡Que el planeta sienta tu abrazo!
Enciende una luz para que otros puedan verla.
No permitas que nada ni nadie te haga creer que eres menos que maravilloso.
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